miércoles, 9 de mayo de 2007

CARTA VII

CARTA VII.-

En relación con su autenticidad la unanimidad de los especialistas es prácticamente completa.

En la carta VII Platón expone los motivos de su intervención en los asuntos políticos de Siracusa. En efecto Platón refiere como a petición de Dionisios y Dión viaja a Siracusa con la intención de reformar el régimen dictatorial de Dionisios y convertirlo en un régimen republicano sometido a leyes, y como tal cometido resulta imposible por la nula predisposición de Dionisios hacia las reformas previstas por Platón, que terminará de facto retenido por el tirano, quien además previamente había desterrado a Dión, amigo y aliado político de Platón, tras prestar oído a cortesanos que advertían de unas supuesta conspiración de Dión contra Dionisios.


Es evidente que el proyecto político de Platón para Siracusa se articula a partir de la filosofía política platónica, sin embargo se plantea la duda de si las premisas teóricas desde que las se elabora el proyecto práctico son las que figuran en La República o más bien las contenidas en Las Leyes. En este sentido cabe preguntarse sobre el alcance de la coherencia interna del pensamiento político platónico, supuestas las contradicciones entre las tesis de ambas obras. Sin embargo las dificultades generadas por las supuestas divergencias entre el Platón de la República y de Las Leyes, pueden resolverse si se considera que la República constituye una construcción ideal, abstraída de cualesquiera circunstancias políticas particulares de la sociedad de referencia en que debe resultar vigente la legalidad. La República constituirá un modelo de elaboración de un proyecto político a partir del desarrollo dialéctico de unas determinadas premisas de las que se parte, que en la República son ellas mismas abstractas, porque se trata de proponer un modelo dialéctico de proyecto político desarrollado a partir de unos determinados principios filosóficos. Sin embargo tal circunstancia no obliga a que el modelo de la República debiera ser implantado en cada una de las sociedades políticas que acudieron al platonismo, es más tal consideración sería absurda y contraria a la finalidad misma del modelo dialéctico constituido por la República. En este sentido la propia praxis política de los filósofos platónicos en las distintas ciudades-estado en las que intervinieron miembros de la Academia, refiere el desarrollo de proyectos políticos dispares en su contenido entre sí y con respecto de la República. Todo ello es perfectamente coherente con el sentido no sólo especulativo que Platón tenía de la filosofía, sino también práctico y político en un sentido socrático. Platón considerará en la misma dirección que toda forma de dogmatismo resultará contraria al propio espíritu de la filosofía y una simplificación de la misma propia de gentes insuficientemente capacitadas para su estudio, e incluso advertirá contra el peligro de la escritura de tratados de filosofía definitivos y cerrados en cuanto a sus tesis.

Por ello parece claro que Platón no podía ni debía desear implantar en Siracusa la República del célebre diálogo, sino que como en la propia Carta VII reconoce, lo que en realidad pretendía era sustituir el gobierno del tirano de Siracusa fundamentado en el arbitrio subjetivo del tirano, en un gobierno estatista, en el que tanto los gobernantes como los gobernados estuvieran sometidos a leyes, independientemente de si la forma del mismo fuera monárquica, oligárquica o democrática.

Tales leyes son necesariamente justas, porque desde el punto de vista platónico la construcción conceptual de leyes injustas es imposible. En efecto las leyes injustas serían una forma aparente participada por el no ser, carecerían de esencia, y sólo podría dibujarse su apariencia desde la esencia de las leyes justas que las contradicen y que las niegan.
Desde el punto de vista histórico Platón pretendía un proyecto político afín al lacedemonio, una sociedad austera y militarizada dirigida a combatir al peligroso enemigo cartaginés, que finalmente consiguió derrotar a los griegos en Sicilia.